La ciudad de Atherak
Tras varios días de viaje a lomos de Lucero por caminos polvorientos, recorriendo aldes y granjas, llegaron ante las puertas de una gran muralla de piedra. En la entrada, dos guardias le dieron el alto. Uno de ellos se acercó a la montura. Al ver a Laina hizo una reverencia.
- Lady Laina, lo siento mucho no os había reconocido. Pasad. - dijo el guardia.
Con un leve toque de los talones, en el vientre del caballo, reanudaron la marcha. Al pasar los muros, llegaron a una gran plaza llena de puestos de productos, tales como telas, alimentos, manufacturas de herrería... entre otras muchas. La mirada de Aesath bailaba de un lugar a otro con mucha curiosidad. Laina reparó en ello, sin poder evitarlo esbozó una calida sonrisa.
- Se bienvenida a Atherak, capital del reino y el lugar en donde te convertiré en una espadachina de leyenda. - su voz adquirió un tono épico, que llenó de ilusión el corazón de la joven.
Continuara...
Continuara...
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